Planeta

martes, 3 de febrero de 2009

San Blás 03/02/2009


Son numerosos los relatos acerca de los milagros de San Blás


San Blás, obispo y mártir, está muy arraigado en la tradición popular cristiana, y se le invoca para curar los males de la garganta. Se le supone médico, y su profesión le llevó a reflexionar sobre lo pasajero de todos los bienes terrenos.

Nació en Sebaste, Armenia, y gracias a su vida rebosante de santidad fue nombrado obispo de esta ciudad. Sin embargo, tenía una cierta vocación de anacoreta, por lo cual se retiraba continuamente a una cueva del Monte Ageo para meditar en soledad. Sus conciudadanos pronto descubrieron su refugio, acudiendo allí para recibir su bendición y curarse de las enfermedades del alma y del cuerpo.

En el año 315 llegó a Sabaste el gobernador de Capadocia y Armenia, Agrícola, con la orden de exterminar a todos los cristianos. Una leyenda piadosa afirma que para ejecutar la sentencia los soldados salieron al monte para capturar leones y tigres, con la intención de organizar el conocido espectáculo de arrojar cristianos a las fieras. Sin embargo, no fueron capaces de encontrar ninguna, ya que todos los animales salvajes se habían refugiado en la cueva de San Blás para recibir su bendición.

El gobernador mandó a llamar a San Blás y le ordenó que hiciera un sacrificio en honor de los dioses del Imperio. El santo obispo se negó y, por tanto, fue condenado a morir decapitado.

Son numerosos los relatos acerca de los milagros de San Blás. En una ocasión curó un niño que tenía una espina atravesada en la garganta sólo con tocarle. También se dice que, antes de ser decapitado, el gobernador le había condenado a morir ahogado en una laguna, pero que fue imposible ejecutar la sentencia porque el santo caminaba sobre las aguas.

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