San Andrés nació hacia el año 1301 en Florencia. El día antes de que naciera, su madre soñó que paría un lobo que se transformaba en cordero al pasar por la iglesia de los padres carmelitas. Efectivamente, Andrés fue creciendo para convertirse en un verdadero ejemplo de vida irregular, dado al juego, a la caza y a los amoríos, era iracundo y dilapidador. Una noche volvía Andrés de una juerga nocturna cuando encontró a su madre deshecha en lágrimas a causa del negro futuro que veía para su hijo.
El joven se estremeció y se propuso dar un giro radical a su vida. Se dirigió a la iglesia de los frailes carmelitas e ingresó allí como novicio. Al año tomó los hábitos de monje, y hubo de esperar diez años más para ser ordenado sacerdote. San Andrés estudió teología en la universidad de París, y sus biógrafos narran que durante el viaje de regreso a Florencia, hizo algunas curaciones prodigiosas.
Fue elegido superior provincial de la Orden en 1348, y a los dos años fue nombrado obispo de Fiesole. Se dedicaba día y noche a resolver las diferencias entre sus feligreses; se dice que llevaba una lista con todos los pobres de la ciudad a los cuales lavaba los pies cada martes.
Fue legado papal en Bolonia, enviado para solucionar las diferencias entre el pueblo y la nobleza. Llevó a cabo su misión con gran éxito. Cayó enfermo mientras oficiaba la misa del Gallo en 1372, muriendo pocos días después.
El joven se estremeció y se propuso dar un giro radical a su vida. Se dirigió a la iglesia de los frailes carmelitas e ingresó allí como novicio. Al año tomó los hábitos de monje, y hubo de esperar diez años más para ser ordenado sacerdote. San Andrés estudió teología en la universidad de París, y sus biógrafos narran que durante el viaje de regreso a Florencia, hizo algunas curaciones prodigiosas.
Fue elegido superior provincial de la Orden en 1348, y a los dos años fue nombrado obispo de Fiesole. Se dedicaba día y noche a resolver las diferencias entre sus feligreses; se dice que llevaba una lista con todos los pobres de la ciudad a los cuales lavaba los pies cada martes.
Fue legado papal en Bolonia, enviado para solucionar las diferencias entre el pueblo y la nobleza. Llevó a cabo su misión con gran éxito. Cayó enfermo mientras oficiaba la misa del Gallo en 1372, muriendo pocos días después.
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