Planeta

lunes, 26 de enero de 2009

Santa Ángela de Mérici 27/01/2009


















Ángela prefirió ganarse a sus alumnas mediante el cariño constante

Ángela fue una de las personalidades reformadoras de su época, una sierva de Dios que se dedicó a Él en su interior, silenciosamente, cultivando el amor de Cristo dentro de su propia alma.

Nació el 1° de marzo de 1474 en el pueblo de Desenzano, junto al lago de Garda (Italia), y se cuenta que ya desde niña jugaba a los conventos. Cuando murieron sus padres soñó con una escalera de mármol que llevaba al cielo y que, cuando ella se disponía a subir Dios le decía: “No abandonarás este mundo hasta que crees una comunidad de vírgenes dedicada a Mí”. Desde entonces dedicó todos sus esfuerzos a socorrer a los pobres y a visitar a los enfermos y a los presos. También organizó un grupo de amigas, que iba de barrio en barrio enseñando a leer a las niñas pobres.

Se dirigió a Brescia, donde con la bendición del Santo Padre Clemente VII, logró por fin la obra de su vida: fundó la orden de Santa Úrsula, dedicada a la educación de niñas. Su método de enseñanza era muy avanzado para su época: en vez de la dura disciplina que imperaba en casi todos los colegios, Ángela prefirió ganarse a sus alumnas mediante el cariño constante, y ella misma insistía a sus propias monjas en que debían guiar a las niñas con mano suave y benévola.

Su comunidad era revolucionaria y casi escandalosa para los tiempos que corrían: las hermanas no estaban obligadas a la clausura, no hacían votos y no llevaban hábito. Esto le valió duras críticas, pero desde la perspectiva del siglo XXI vemos que esta mujer humilde era en realidad una adelantada a su época, que profetizó con su vida lo que iba a ser el futuro de la Iglesia.

Murió el 27 de enero de 1540 en Brescia y fue sepultada allí en la iglesia de S. Afra.

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